Víctor, el fogonero

Eleonore
La Nueva España,  jueves 23 de noviembre de 2017

Te fuiste apagando como una llama intensa que, no obstante, sabe cuándo le ha llegado su hora.

Sola se ha quedado tu inmensa vitrina llena de maquetas, legajos, recortes de periódicos, cartas, dibujos, fotografías, barcos en miniatura…, auténtico altar histórico que recolectaste con pasión, quizás, porque también tú mismo fuiste sujeto de esa historia, tan nuestra, ligada al municipio de Castrillón y a la Real Compañía Asturiana de Minas.

Víctor Muñiz Cires fue el último fogonero que alimentó a la “Eleonore”, la celebérrima locomotora de vapor que transportó carbón por la primera línea española de ferrocarril minero y más tarde cinc de Arnao a San Juan de Nieva. Y a partir de 1959 pasó por varios empleos en la misma empresa hasta su jubilación en AZSA en 1988. Sin embargo y, aunque sea necesario, no quisiera detenerme en exceso en la perspectiva histórica de Víctor, ligada a Arnao y a su fábrica, pues  el historiador y arqueólogo, Iván Muñiz, perteneciente también a la familia, creo que es la persona más indicada para profundizar en ello.

No es más quien más tiene o sabe, sino quien se adapta a sus circunstancias lo más elegantemente posible y, de eso, creo que siempre fuiste ejemplo. En aquellos tiempos de sindicato vertical, no te acobardó expresarte ni dirigirte a un Ministro de Trabajo, que, tras tu misiva, te obsequió con un equipo completo de acampada ni a un presidente de banco, más tarde, que hizo exactamente lo que le pedías, con la intención de que se reconocieran los méritos y se promoviese un homenaje al director de una sucursal bancaria del pueblo, ni a un presidente de una multinacional ni a tantos otros que se dejaron persuadir por tu capacidad argumental, expresiva y tu gracia. Nadie se negaba a nada de lo que pedías, porque siempre además era de justicia.

En los últimos tiempos, con tu gorra marinera y en silla de ruedas salías a la calle y todo el mundo se detenía a saludarte. Por eso tu partida nos deja huérfanos. Huérfanos también como pueblo.

Nos quedan, eso sí, el acervo de tus miles de anécdotas y tu ilusión permanente y colorista como los barrenos y las chispas y el sonido de los talleres al fondo, la ligereza del humo y el calor de tu siempre aliado, el fuego…

Como una llama intensa, Víctor vive en nuestro recuerdo siendo, a veces, aquel chiquillo, que en Arnao junto a su padre, el maquinista, sonreía y jugaba a ser fogonero.

4 Comments on “Víctor, el fogonero

  1. Sencilla como la elementalidad que la inspira, esta vivencia rescatada para la historia por el sentir de Verso Fuster que al no cansarse no se detiene, nos llega. Nos toca. Nos sacude con sus elementos que, para evadir la arrogancia de decir que son propios, debemos aceptar que nos son comunes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *