Verano

Verano
La Nueva España - Martes 21 de Septiembre de 2010

Algunos tenemos un ritmo un tanto distinto. Por eso, vivimos las cosas con mayor intensidad tan pronto han transcurrido. Vivimos el verano en el otoño, el otoño, en el invierno, and so on. Es posible que por una incipiente percepción de universos paralelos, que nos impida vivir intensamente, como sujetos, el presente en el presente de cada uno de ellos en los que, querámoslo o no e irremisiblemente, nos hayamos inmersos.

«Amarillo» oye mis divagaciones y se pone nervioso. No sé si recuerdan a «Amarillo», un gato inexistente que actúa conmigo como Pepito Grillo y que, además, habla. Pues bien, «Amarill»o me recuerda que el título del artículo es «verano» y que no me ande por las ramas?

Sí, éste ha sido un verano de sol, sombra de roble, inexplicables muertes de ciervos en la sierra y también de alguna lectura:

-Por cierto, lástima «Caín», de Saramago.

«Amarillo» es sensato, y me dice que ciertos comentarios acerca de un Nobel finado no son políticamente correctos. Así que mejor esperar a que algún crítico objetivo haga un estudio estrictamente literario de la obra.

-¿Crítico? ¿objetivo? ¿literario?

-¡Verano!- me grita «Amarillo», que más que amarillo, en este momento, casi parece anaranjado.

-Sí, «Amarillo», verano también de remos en el Parque del Retiro, exposiciones, museos, Turner, claridades difusas, recitales de música en directo y berenjenas rebozadas. Ya no se me volverá a olvidar el nombre del restaurante: «La Choza», en la calle Echegaray. Pero verano también marcado por ya no se sabe qué crisis: sobresaltos, protestas de mineros, atascos en el Huerna. Y ¡el atropello de la tía Maruja! Lamentables las condiciones de algunos núcleos rurales, a los que tarde, mal y nunca llegan los autobuses, y las aceras -promesas electorales- se vuelven invisibles y nunca llegan...

-O quizás las promesas no se hayan incumplido- me responde «Amarillo», diplomático- y los que construyen las aceras, se hayan equivocado de pueblo o de universo y las hayan, finalmente, construido en otra coordenada espacio-temporal.

-Sí, no me cabe duda, «Amarillo», de que esa también es otra posibilidad, así que dejemos de ser mal pensados.

Y verano también de pérdida: la de Carmen Arias, compañera y amiga.

Estoy segura de que Ana, Evaristo, Emilio, Angelote y tantos otros compañeros te recordarán siempre y de que nadie podrá negarte el trocito de gloria que te has ganado, a pulso, con tu esfuerzo, con tu ejemplo.