Como los grandes youtubers, Francisco Ajates, exitoso novelista de Castrillón y asiduo comentarista de mis artículos, me ha propuesto un reto: el de referirme al futuro para proyectarlo, concebirlo, colorearlo y ver en definitiva cuál es el resultado.
La verdad Kiko -así le llaman los amigos-, proyectarse hacia el futuro no resulta fácil. Cuando narramos o nos referimos al pasado, siempre hay algo a lo que agarrarse: la historia, las narraciones de nuestros mayores, los relatos de la abuela, ciertas películas… Sin embargo, cuando imaginamos el futuro además de exigir un pensamiento divergente en vez de lógico, se precisa también una conciliación previa y emocional con la posibilidad más o menos cercana, pero finalmente certera de nuestra no existencia. Desde el pasado, estamos por venir; pero desde el futuro, no regresaremos a este mundo (al menos), salvo que adoptemos una perspectiva animista o compatible con la creencia de la reencarnación. No se trata de entristecernos; pero sí de reflexionar como punto de partida, que nosotros como individuos ya no estaremos, aunque otros sí lo harán. Llegados a este punto, ya nos encontraremos en disposición de concebir el futuro como colectividad o como -prefiero este otro término- humanidad perdurable.
Estoy aún en el punto de partida, Kiko, y ya vamos más o menos hacia la mitad del artículo. Creo que tu reto va a exigir más espacio, pero no pierdas la paciencia. Generalmente nadie parte de viaje sin una maleta y este viaje hacia el futuro supone sino maleta, un cambio en los planteamientos habituales.
Quizás uno de los mayores retos del futuro sea, tras la pérdida de la realidad tal como hoy la conocemos, descubrir una nueva y establecer el papel de hombre en ella. Uno de los posibles sueños del futuro es concebir el mundo liberado del trabajo que será desarrollado íntegramente por robots humanoides o máquinas y que dejará mucho tiempo libre a una sociedad que sobrevivirá con una renta mínima básica. La civilización quizás abandone su decadencia y la naturaleza será concebida como lo fue en sus orígenes: sagrada. La música, la literatura, el arte, el redescubrimiento de la esencia humana y el reconocimiento del individuo en esa “humanidad perdurable”, será la gran actividad que liberará al hombre de su pequeñez y fragmentarismo.
Estas son solo unas pequeñas pinceladas de lo que podrá ser el mañana. En él cabrán muchas historias, que un novelista como tú desarrollará sin dificultad. Y yo relataré también alguna, pues este desafío aún no debe darse por zanjado.
Carmen, lo primero de todo, me gustaría decirte que para los que te leemos, es un placer comprobar artículo tras artículo la pasión y la entrega que le pones a este arte tuyo de expresar las ideas, la manera tan propia que tienes de concebir la realidad que nos rodea, con el uso de la palabra. Es de agradecer que te lo tomes siempre tan en serio y más en este artículo, en el que te has tomado la molestia de atender la petición que te hizo un humilde seguidor medio en broma, medio en serio.
Recuerdo perfectamente que cuando te lancé el reto de hablar del futuro, lo hice pensando en que si eres capaz siempre de pintar con colores cálidos cualquier detalle del pasado hasta el punto de embelesarnos contemplando con la imaginación el cuadro que describes, si hacías lo mismo con algún aspecto del futuro, el que fuera, ibas a conseguir que mirásemos hacia adelante con esperanza, por mucho que algunos se empeñen en hacer que esa mirada al frente, cuanto más lejos peor, siempre se enturbie y se vuelva negra por el derrotismo acérrimo del presente que nos arrastra como zombis hacia el abismo de la autodestrucción. Sé que el reto es difícil, y más ahora que he visto que de verdad te lo has tomado en serio, pero con la pincelada, como tú dices, que nos dejas aquí en estas pocas líneas, cada vez me apetece más participar contigo de este juego.
Yo personalmente no sabría muy bien por dónde empezar. No sé si viajaría tan lejos como tú has dejado entrever aquí, hablando de una sociedad futura en la que, gracias a esto que tanto tememos, la modernización, la automatización de las tareas, el hombre como especie sería capaz de reinventarse a sí mismo y regresar a un estadio de la humanidad en la que vivir se convirtiese en algo tan simple como disfrutar precisamente de eso, de vivir. Vaya utopía, sería fantástico, ¿lo imaginas? ¿Te imaginas de verdad un mundo en el que la ciencia estuviese al servicio del ser humano y este fuese capaz de perpetuar la especie sin competir a cada segundo de manera individual por ser mejor que el de al lado? ¿Sin buscar un beneficio material con cada logro conseguido?
Quizás, hablando del futuro, yo me quedaría algo más cerca. Volaría con la mente unos treinta años, poco más, justo en el momento en el que en mi caso con suerte estaré cruzando la franja de la tercera edad, y trataría de imaginarme mi vida entonces, la de los que me rodean, la de la sociedad en general. Buscaría con la imaginación motivos que hiciesen que el camino hasta ese punto mereciese la pena, y que al llegar, pudiese echar la vista atrás, como tú haces siempre con maestría en tus artículos, y fuese capaz de pintar con colores cálidos ese recorrido de mi pasado, mi presente y futuro ahora, para hacerlo apetecible entonces. Ahí está el desafío…
Buff, creo que tenemos reto para rato y qué divertido pinta.
Gracias Carmen.
Muchas gracias por tu comentario. Haremos lo posible mientras se pueda. Aunque solo sea el presente de lo que disponemos, las ensoñaciones sobre el futuro nos conectan con esa «humanidad perdurable» y nos permiten trascender en cierto modo. Abrazos.
Muy bueno Carmen, me encanta como escribes, como relatas…. si puedes, tienes que ver la serie «Human»…. precisamente trata de cómo podría ser nuestro futuro como sociedad
Buena «pincelada» has dado al reto que te propusiera KiKo. Te invito, Carmen Nuevo Fernández, mi amiga de versos, a tomártelo con toda la seriedad que implica porque lo que has conseguido esbozar puede tomarse como una degustación del plato fuerte que, si te animas, podría muy bien venir en camino. Abrazo fuerte…
Muchas gracias, René. Tu opinión me cofirma lo que yo pensaba: el reto no ha quedado zanjado; pero yo en ese viaje al futuro preciso llevar una maleta. Vamos a ver si iniciamos el viaje. ¿Me acompañas?
Carmen, lo primero de todo, me gustaría decirte que para los que te leemos, es un placer comprobar artículo tras artículo la pasión y la entrega que le pones a este arte tuyo de expresar las ideas, la manera tan propia que tienes de concebir la realidad que nos rodea, con el uso de la palabra. Es de agradecer que te lo tomes siempre tan en serio y más en este artículo, en el que te has tomado la molestia de atender la petición que te hizo un humilde seguidor medio en broma, medio en serio.
Recuerdo perfectamente que cuando te lancé el reto de hablar del futuro, lo hice pensando en que si eres capaz siempre de pintar con colores cálidos cualquier detalle del pasado hasta el punto de embelesarnos contemplando con la imaginación el cuadro que describes, si hacías lo mismo con algún aspecto del futuro, el que fuera, ibas a conseguir que mirásemos hacia adelante con esperanza, por mucho que algunos se empeñen en hacer que esa mirada al frente, cuanto más lejos peor, siempre se enturbie y se vuelva negra por el derrotismo acérrimo del presente que nos arrastra como zombis hacia el abismo de la autodestrucción. Sé que el reto es difícil, y más ahora que he visto que de verdad te lo has tomado en serio, pero con la pincelada, como tú dices, que nos dejas aquí en estas pocas líneas, cada vez me apetece más participar contigo de este juego.
Yo personalmente no sabría muy bien por dónde empezar. No sé si viajaría tan lejos como tú has dejado entrever aquí, hablando de una sociedad futura en la que, gracias a esto que tanto tememos, la modernización, la automatización de las tareas, el hombre como especie sería capaz de reinventarse a sí mismo y regresar a un estadio de la humanidad en la que vivir se convirtiese en algo tan simple como disfrutar precisamente de eso, de vivir. Vaya utopía, sería fantástico, ¿lo imaginas? ¿Te imaginas de verdad un mundo en el que la ciencia estuviese al servicio del ser humano y este fuese capaz de perpetuar la especie sin competir a cada segundo de manera individual por ser mejor que el de al lado? ¿Sin buscar un beneficio material con cada logro conseguido?
Quizás, hablando del futuro, yo me quedaría algo más cerca. Volaría con la mente unos treinta años, poco más, justo en el momento en el que en mi caso con suerte estaré cruzando la franja de la tercera edad, y trataría de imaginarme mi vida entonces, la de los que me rodean, la de la sociedad en general. Buscaría con la imaginación motivos que hiciesen que el camino hasta ese punto mereciese la pena, y que al llegar, pudiese echar la vista atrás, como tú haces siempre con maestría en tus artículos, y fuese capaz de pintar con colores cálidos ese recorrido de mi pasado, mi presente y futuro ahora, para hacerlo apetecible entonces. Ahí está el desafío…
Buff, creo que tenemos reto para rato y qué divertido pinta.
Gracias Carmen.
Me gusta mucho como abordar e imaginas ese futuro no tan lejano. Espero que en él sigas escribiendo y describiendo lo que relata así de bien.
Muchas gracias por tu comentario. Haremos lo posible mientras se pueda. Aunque solo sea el presente de lo que disponemos, las ensoñaciones sobre el futuro nos conectan con esa «humanidad perdurable» y nos permiten trascender en cierto modo. Abrazos.
Te acompaño, Poeta…
¡Estupendo! ¿Cómo crees que será el futuro en Jamundí?
Muy bueno Carmen, me encanta como escribes, como relatas…. si puedes, tienes que ver la serie «Human»…. precisamente trata de cómo podría ser nuestro futuro como sociedad
Muchas gracias, amiga por tu comentario. Necesito ideas y compañeros para este viaje. Seguro que tú -como siempre- me acompañarás. Abrazos.
Buena «pincelada» has dado al reto que te propusiera KiKo. Te invito, Carmen Nuevo Fernández, mi amiga de versos, a tomártelo con toda la seriedad que implica porque lo que has conseguido esbozar puede tomarse como una degustación del plato fuerte que, si te animas, podría muy bien venir en camino. Abrazo fuerte…
Muchas gracias, René. Tu opinión me cofirma lo que yo pensaba: el reto no ha quedado zanjado; pero yo en ese viaje al futuro preciso llevar una maleta. Vamos a ver si iniciamos el viaje. ¿Me acompañas?