Avilés. Febrero de 1927, Pacita, era una adolescente que contemplaba atónita como una epidemia de tifus asolaba la ciudad. En su casa, uno de su hermanos también la padecía y en los últimos días, además, había empeorado. Pacita, ojos esmeralda, se acercaba sigilosamente al umbral del dormitorio donde su hermano se debatía entre la vida y la muerte sin saber qué hacer. Ni siquiera el médico que lo había visitado aquella misma tarde lo sabía.
Bautista, su hermano… “Bautista, no, Pedro”, me corrige mi madre, interrumpiéndome la narración. “Sí, Bautista era el hermano favorito de la abuela, pero el que enfermó de tifus era Pedro, es verdad”, le contesto. Los detalles son importantes, pienso, y más cuando se relatan hechos reales.
Bien, el caso es que Pedro, prácticamente desahuciado, dijo que quería beber agua de la fuente de La Maruca. Ignoro por qué, pero a los enfermos, entonces, se les impedía que bebiesen demasiada agua. El médico, en cambio, aquella tarde había accedido a que bebiese cuanta agua quisiese, pues reconocía que quizás le quedase poco tiempo.
Pacita, apresuradamente, fue entonces a por agua a la fuente de La Maruca acompañada por la tía Marcela. Ambas esperaban que Pedro viviese lo suficiente, al menos, para beber el agua que tanto ansiaba. Y por fortuna llegaron a tiempo. Pedro bebió y bebió y a los pocos días comenzó a mejorar hasta su total sanación. Pacita, poco después, también cayó enferma; pero ya nadie dudo en darle, desde los primeros síntomas, agua de la fuente de La Maruca y pronto también ella se fue recuperando.
Pensando en esta historia y haciendo un remake del célebre poema de Ángel González: Para que yo me llame Carmen Nuevo Fernández han sido necesarias muchas cosas y quizás una de ellas sea también la fuente La Maruca.
Le digo a mi madre que, gracias a la erudición de Fernando Balbuena, he logrado saber dónde se encontraba exactamente la fuente: en dirección a Salinas, pasada la curva de Cristalería Española, donde hoy se encuentra ubicado un taller. Parece que sus aguas de muy buenas propiedades, dejaron de ser utilizadas para el consumo en los años cincuenta, pues el agua, con las nuevas construcciones, acabó contaminándose.
Pero, ¿por qué se prohibiría entonces beber agua a los enfermos con fiebre?
Aunque aún tengamos preguntas sin respuesta, nos ha gustado recordar esta historia.
Las dos sabemos que rescatar un recuerdo del olvido es engarzar una perla en un collar de eternidad.
Me gustan mucho tus historias,poco a poco las leo todas,cuando tengo un día bajo recurro a ellas, me hacen pensar,recordar,me presta mucho que me dieras está ventana,también leí la hoguera pero me lío y no pude poner allí el comentario,yo conocí esas hogueras en Arnao,en las chavalas,es un placer leer tus historias …..gracias
Rubén, muchas gracias. Quien tiene un lector tiene un tesoro. Espero que sigas leyendo y comentando y, si además, quieres hacerme publicidad: genial. Saludos.
Me encantó, no sólo la descripción de la historia, sino también la forma de contarla. Te engancha desde el principio y te transporta a otra época del Avilés antigua. Muy bonito
Carmen, al leer el artículo, recuerdo a mi abuelo más de una vez hablarme de esta fuente de la Maruca, así como de la cantidad de gente que venía de todas partes a coger agua en ella. Me ha gustado mucho leerlo, y me ha venido también a la memoria una fuente en Salinas a la que hasta no hace mucho tiempo, en mi caso siendo aún un chiquillo, los habitantes de los alrededores acudíamos a llenar botellas para beberla después tranquilamente en casa, convencidos de las estupendas propiedades que contenía. En cuanto a la pregunta que planteas de por qué los médicos desaconsejaban a los enfermos con fiebre beber agua en aquella época en la centras tu relato, sin tener ni idea, pienso que tal vez esta costumbre viniera arrastrada de la creencia durante el siglo anterior, el XIX, de que muchas de las enfermedades provenían del estado de putrefacción de las aguas de escorrentía. Aunque como te digo, esto es sólo una opinión.
Muchas gracias, Francisco, por tu comentario y por arrojar algo de luz sobre la pregunta que planteo en el artículo. Probablemente tengas razón, ya que cualquier costumbre ilógica de un tiempo pasado vista desde nuestro presente, si se profundiza en ello, se acaba encontrando originariamente una causa racional para dicha actuación.
Ya me contarás en otra ocasión dónde se ubica (si es que existe) la fuente que mencionas en Salinas.
Carmen, independientemente de la historia que cuentas que es tan tan tan hermosa, jo… !!! te lo diré una vez mas: que bien escribes, que claridad tienen tus palabras. .. parecía que estabas aquí contándome esa historia. Siempre pensé que cuando el Arte se fusiona con el Artista se crea la obra total. Yo soy muy ignorante en estos menesteres, pero me gustó muchísimo el cuento pero más, como lo narraste.
Nada más, seguiré leyendo tus artículos. Un abrazo muy fuerte.
En primer lugar muchas gracias. Ojalá yo supiese pintar como lo haces tú. Iré a tu exposición frente a la escalera nº 5 de Gijón en junio.
Estaré encantada de seguir recibiendo tus comentarios a mis artículos.
Un abrazo. Hasta siempre.
Excelente artículo. Desconocía la existencia de esa fuente. Agradecer la labor de todas aquellas personas que trabajan para que nuestras vetustas fuentes, que saciaron la sed de muchas generaciones, no desaparezcan ni queden en el olvido.
Bonita historia, no habia oido nunca hablar de esa fuente. Gracias Carmen! , porque gracias a ti me paso unos ratitos entretenidos, leyendo cosas interesantes.
Muchas gracias, Nuria. Tampoco yo lo sabría de no ser por la historia que en su día me contó mi abuela, sin duda ella era mucho mejor narradora que yo.
Tu narración, escrita en lenguaje apropiado para la fantástica sencillez de lo narrado, me ha dejado en la duda de si el hecho de La fuente de La Maruca es en verdad un suceso histórico o si prendida del común elemento (las fuentes abundan) y utilizando como válido recurso el introducirte tú arrastrando de paso a tu abuela -con su venia o sin ella- en la ficción que con buen tono y mesurada pausa, creaste (no necesariamente tienes que ser tú la protagonista, o tu abuela; puede tratarse de un personaje literario que relata en primera persona el hecho). Bonita historia, agradable tu manera de contarla, de recrearla si fuera cierta. No sobra decirte que sentí que la dejaste a medio camino, que de lo narrado queda cuento por contar. Me quedé con las ganas de saber mucho más acerca de esa La fuente de La Maruca que, percibo, grandes y maravillosos secretos habrá de divulgar.
Muchas gracias, René, por tus sagaces comentarios. El relato parte de una historia real que mi abuela me contó cuando yo era niña y que recientemente hemos recreado o revivido mi madre y yo. Como bien sabes, la frontera entre la ficción y la realidad a veces, afortunadamente, se desvanece. Quizás la eternidad sea una ficción o no; pero siempre merece la pena intentar traspasar las líneas. ¿No crees?
Y sí: queda mucho por contar…
Me gustan mucho tus historias,poco a poco las leo todas,cuando tengo un día bajo recurro a ellas, me hacen pensar,recordar,me presta mucho que me dieras está ventana,también leí la hoguera pero me lío y no pude poner allí el comentario,yo conocí esas hogueras en Arnao,en las chavalas,es un placer leer tus historias …..gracias
Rubén, muchas gracias. Quien tiene un lector tiene un tesoro. Espero que sigas leyendo y comentando y, si además, quieres hacerme publicidad: genial. Saludos.
En cada rincón encontramos una historia que contar, pero hay que saber hacerlo. Gracias por llenar nuestro tiempo de ocio.
Muchas gracias por su comentario.
Me encantó, no sólo la descripción de la historia, sino también la forma de contarla. Te engancha desde el principio y te transporta a otra época del Avilés antigua. Muy bonito
Me alegra mucho tu comentario. Dudaba acerca de si la forma utilizada en la narración sería demasiado sencilla. Gracias
Carmen, al leer el artículo, recuerdo a mi abuelo más de una vez hablarme de esta fuente de la Maruca, así como de la cantidad de gente que venía de todas partes a coger agua en ella. Me ha gustado mucho leerlo, y me ha venido también a la memoria una fuente en Salinas a la que hasta no hace mucho tiempo, en mi caso siendo aún un chiquillo, los habitantes de los alrededores acudíamos a llenar botellas para beberla después tranquilamente en casa, convencidos de las estupendas propiedades que contenía. En cuanto a la pregunta que planteas de por qué los médicos desaconsejaban a los enfermos con fiebre beber agua en aquella época en la centras tu relato, sin tener ni idea, pienso que tal vez esta costumbre viniera arrastrada de la creencia durante el siglo anterior, el XIX, de que muchas de las enfermedades provenían del estado de putrefacción de las aguas de escorrentía. Aunque como te digo, esto es sólo una opinión.
Muchas gracias, Francisco, por tu comentario y por arrojar algo de luz sobre la pregunta que planteo en el artículo. Probablemente tengas razón, ya que cualquier costumbre ilógica de un tiempo pasado vista desde nuestro presente, si se profundiza en ello, se acaba encontrando originariamente una causa racional para dicha actuación.
Ya me contarás en otra ocasión dónde se ubica (si es que existe) la fuente que mencionas en Salinas.
Muy bueno el artículo, escribes muy bien. No sabía nada de la fuente. Seguro que se puede hacer algo por recuperarla
Muchas gracias, Beatriz. El rescatarla del olvido con nuestros comentarios ya es algo.
Carmen, independientemente de la historia que cuentas que es tan tan tan hermosa, jo… !!! te lo diré una vez mas: que bien escribes, que claridad tienen tus palabras. .. parecía que estabas aquí contándome esa historia. Siempre pensé que cuando el Arte se fusiona con el Artista se crea la obra total. Yo soy muy ignorante en estos menesteres, pero me gustó muchísimo el cuento pero más, como lo narraste.
Nada más, seguiré leyendo tus artículos. Un abrazo muy fuerte.
En primer lugar muchas gracias. Ojalá yo supiese pintar como lo haces tú. Iré a tu exposición frente a la escalera nº 5 de Gijón en junio.
Estaré encantada de seguir recibiendo tus comentarios a mis artículos.
Un abrazo. Hasta siempre.
Excelente artículo. Desconocía la existencia de esa fuente. Agradecer la labor de todas aquellas personas que trabajan para que nuestras vetustas fuentes, que saciaron la sed de muchas generaciones, no desaparezcan ni queden en el olvido.
Muchas gracias: sobre todo que no quede en el olvido.
Bonita historia, no habia oido nunca hablar de esa fuente. Gracias Carmen! , porque gracias a ti me paso unos ratitos entretenidos, leyendo cosas interesantes.
Muchas gracias, Nuria. Tampoco yo lo sabría de no ser por la historia que en su día me contó mi abuela, sin duda ella era mucho mejor narradora que yo.
MI QUERIDA CARMEN NUEVO FERNÁNDEZ (Verso Fuster):
Tu narración, escrita en lenguaje apropiado para la fantástica sencillez de lo narrado, me ha dejado en la duda de si el hecho de La fuente de La Maruca es en verdad un suceso histórico o si prendida del común elemento (las fuentes abundan) y utilizando como válido recurso el introducirte tú arrastrando de paso a tu abuela -con su venia o sin ella- en la ficción que con buen tono y mesurada pausa, creaste (no necesariamente tienes que ser tú la protagonista, o tu abuela; puede tratarse de un personaje literario que relata en primera persona el hecho). Bonita historia, agradable tu manera de contarla, de recrearla si fuera cierta. No sobra decirte que sentí que la dejaste a medio camino, que de lo narrado queda cuento por contar. Me quedé con las ganas de saber mucho más acerca de esa La fuente de La Maruca que, percibo, grandes y maravillosos secretos habrá de divulgar.
Muchas gracias, René, por tus sagaces comentarios. El relato parte de una historia real que mi abuela me contó cuando yo era niña y que recientemente hemos recreado o revivido mi madre y yo. Como bien sabes, la frontera entre la ficción y la realidad a veces, afortunadamente, se desvanece. Quizás la eternidad sea una ficción o no; pero siempre merece la pena intentar traspasar las líneas. ¿No crees?
Y sí: queda mucho por contar…
Me ha gustado mucho tu artículo, Carmen. Un abrazo muy fuerte desde Ankara.
Javi, muchas gracias. Seguro que tú tendrás historias muy interesantes que contar. Espero oírlas pronto. Un abrazo.
Excelente artículo
Muchas gracias, por leerlo. Saludos.
Recuerdo oír en casa hablar de esta Fuente. Me ha encantado tu artículo. Cosas del Avilés «de siempre». ¡Buen día y semana! ¡Salud, versos y párrafos!
Muchas gracias, Campal. Un abrazo.